El éxito y la excelencia se construyen con base en hábitos, actitudes y en parte por aptitudes pero así como hay aquellos que los afianzan, hay aquellos que pueden atentar contra ellos incluso antes de poder empezar a edificarlos.
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La manera de utilizar el lenguaje es, a mi parecer, el hábito más importante debido a que es el que más practicamos a lo largo del día y tienen impacto no solo en quien las pronuncia sino también en quienes le rodean.
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¿No te ha pasado que lees una frase y te sientes lleno de emoción, lleno de energía? o tal vez cuando alguien que aprecias te dice que te quiere ¿No sientes maravilloso de escucharlo?
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Del mismo modo, detrás de cada “no puedo”, “el dinero es malo”, “soy pobre pero honrado” están todas las ideas y sentimientos como frustración que detienen tu progreso.
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Detrás de cada queja que emites esta un sentimiento de malestar y desagrado con las cosas como son pero que no haces nada para cambiar y encima comparten la miseria de quien se queja para hacer miserables también a quienes le rodean.
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Todo eso es el poder de la palabra, es la manera en la que transmitimos ideas para el exterior y en ocasiones para nosotros mismos cuando tenemos diálogos internos y observa que puede utilizarse para bien o para mal.
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Ejercicios sencillos como:
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- Eliminar frases negativas que tomamos de nuestro ambiente nos hace poco a poco eliminar las ideas que las respaldan.
- Analizar lo poco lógico de frases que dicen las personas que no tienen dinero porque queremos distinguirnos de ellas.
- Expresar cotidianamente con palabras el cariño que tenemos hacia quienes nos rodean y decirles lo importante que son para nosotros.
- No emitir queja alguna acalla esos sentimientos de frustración y ayudan a pensar en soluciones más que en el problema.
- Buscar frases que te motiven y hagan sentir con ganas de pasar a la acción.
Debo admitir que aunque al principio me costó trabajo llevar a cabo esto e incluso me mostraba escéptico al respecto, se convierte en un ejercicio interesante y con un impacto real en la vida diaria.
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Las personas se sienten más cómodas conviviendo con alguien que no se queja de cada aspecto de la vida que tiene, te toman más aprecio porque tú sabes demostrar lo mismo por ellas, escuchas personas diciendo frases como “soy pobre pero honrado” y en vez de estar de acuerdo te preguntas: ¿Quién le dijo que no se puede ser rico y honrado?.
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En fin, todos esos ejercicios desembocan en una mayor comodidad la vida y confianza de quien los practica. Te reto a que los practiques con compromiso y me cuentes los resultados.
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