El ahorro suele ser de las primeras medidas que se recomiendan para el saneamiento de las finanzas personales pero un ahorro sin propósito, sin inversión posterior o hecho al revés puede ser igual o más perjudicial que no hacerlo.
¿Cuándo fue la última vez que ahorraste con un propósito en mente?
Primero aclaremos un par de puntos
1.- Se ahorra al principio, no al final.
¿Te ha pasado que te haces el propósito de ahorrar pero llega la quincena y ya la debes antes de ir al cajero siquiera?.
Si te propones ahorrar “guardando” el mucho o poco dinero que sobre al final de tus gastos, difícilmente sobrará y más importante, no será un ahorro consistente y no generará disciplina ni un sentido de seriedad. Sería como ir a correr o hacer ejercicio solo cuando tengas tiempo de sobra, quien haga cualquiera de esas dos cosas, sabrá que eso terminará por fallar a la semana o antes.
¿Cómo combatirlo?
Cada semana, quincena, mes, como sea que recibas ingresos, determina una cantidad que deberá ser guardada antes de realizar todos los gastos y guárdala. Eso genera disciplina y más importante, como te deja con menos dinero para otras cosas, te obliga a cortar gastos innecesarios o a crear ingresos extras.
Tres técnicas que a mi me sirven
1 Comprar sobres y repartir el dinero entre ellos. A cada sobre le escribo un concepto y asigno cantidades para llenarlos cada que recibo ingresos, tengo un sobre de conciertos, otro de gastos periódicos como cortes de cabello, otro para ropa, etc. El sobre no se abre a menos que se vaya a ocupar el dinero para el fin especificado.
2 Tener dos cuentas en el banco. Tengo dos cuentas a mi nombre y a la tarjeta de la cuenta a la que le llegan todos los ingresos, nunca sale de casa. Conozco mis hábitos y gasto promedio en salidas, golosinas y esa es la cantidad que traslado a la tarjeta que si sale conmigo pero solo tiene esa cantidad que yo establecí desde la llegada de los ingresos.
3 Pasar el dinero a la forma que menos ocupemos. A mi me gusta comprar por internet para lo que se necesita una tarjeta, entonces se que pasando el dinero a efectivo y teniéndolo en sobres, es mucho menos probable que lo gaste.
En cambio tengo amigos que sacan todo de sus tarjetas y lo gastan en golosinas en la calle, en tacos y como no tienen un estado de cuenta de su efectivo, cuando se quedan sin el efectivo no saben que sucedió, a ellos les convendría probablemente dejar tanto como puedan en la tarjeta. Identifica cuál es tu caso.
2.- Se ahorra siempre con propósito.
Estar a dieta es difícil… creo, nunca lo he estado pero con mi poco conocimiento del tema puedo decirte que hacer una dieta sin saber cuál es el objetivo de la misma, no tiene sentido. Primero se decide si se quiere bajar de peso, ganar masa muscular antes de que el nutriólogo diga qué y cuándo comer. Con el ahorro es igual.
Si solo se guarda dinero porque si, duele más. Cuando viajas en metro en vez de taxi pero tienes en mente esas vacaciones a final de año, tu mente entiende más fácil el sacrificio, pero cuando tienes antojo de palomitas en el cine y no está claro para que guardas dinero, es más probable que caigas en la tentación de usarlo o si no las compras, el ahorro se siente como autocastigo… y sin razón.
El consejo es volver a los sobres, ponle un nombre a la recaudación de todo ese dinero. Nuestra mente difícilmente creará hábito o disciplina sin una recompensa palpable.
3.- No se ahorra para siempre.
Puede sonar contraintuitivo pero no, ahorrar no es el final, como te dije, suele ser de los primeros pasos para sanear las finanzas.
La razón más importante por la que no es para siempre es porque si guardas el dinero durante mucho tiempo, lentamente podrá comprar menos, sin ahondar en el tema, la inflación se lo comerá y te sentirás muy mal si tienes disciplina de acero y ahorras durante 15 años solo para descubrir que hubiera sido mejor gastarlo en el momento porque ya no te alcanza para lo que lo querías.
La recomendación entonces es aprender a ahorrar tan rápido como puedas porque entonces tendrás que tomar el siguiente paso, invertir.
Ahorrar nos comienza a dar herramientas para administrar dinero y suena duro pero es la parte más sencilla de una administración de efectivo. Si alguien no puede con ello, imagina cuanto se le complicará invertir o tomar decisiones más importantes.
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